domingo, 28 de noviembre de 2010

“La sobre regulación jurídica”

          Muchas veces cuando se está en una reunión de café o al hacer lo que se conoce como la sobre mesa, después de comer algo con la familia o con los amigos se llega a hablar de política y al referirnos a ella, también surge un tema altamente cuestionable y polémico, dicho tema se refiere a si en nuestro país existe la justicia.

          El término antes citado es muy importante y nada fácil de definir, incluso existen tratados completos de elementos teóricos jurídicos.

          Y al hablar de la justicia se desencadenan temas que van relacionados entre sí, como si fuesen eslabones de una larga cadena, uno de esos eslabones es el término ley. Aquí un subtema muy importante más allá de la definición teórica conceptual, sea positivista, realista o iusnaturalista, el punto temático que predomina es el hecho de la siguiente interrogante; ¿En México nos hacen falta leyes? Y luego de hablar de si las leyes son aplicadas o no, se logra identificar que existen muchas leyes y que dichos ordenamientos jurídicos regulan una gran cantidad de asuntos, de tipo civil, penal, laboral, mercantil administrativo, constitucional, parlamentario, internacional, entre otros.

          Esta última situación es entendible si se piensa de manera lógica que deben existir tantas leyes, como concurran las diversas formas de manifestación de los asuntos públicos.
         
          Pero lo preocupante es que existan diversas leyes en los tres ámbitos de gobierno y que entre ella se contrapongan, para un asunto determinado, y sobre todo, que existan diferentes tipos de leyes, códigos, reglamentos referentes a un tema similar. Esto genera confusión, para el abogado, el estudiante y el ciudadano quien casi nunca conoce sus leyes que le rigen, y por ende, tampoco sabe cuáles son sus derechos. Y cuando los conoce no sabe como ejercerlos, pues hay muchas y diversas leyes sobre los mismos asuntos.
          Por ello pienso que es más importante la calidad de las leyes, que la cantidad. Pues no sirven de mucho las leyes hechas al vapor, con errores no sólo de redacción, sino de semántica, de argumentación, pero sobre todo se sustancia y de sentido. Algunas leyes son ambiguas y contradictorias con otras e incluso se llegan a contradecir entre ellas mismas, un ejemplo es el Código Electoral del DF, el cual tiene errores.

          En verdad puedo concluir que es más benéfico e importante, así como funcional, para su lectura, interpretación pero sobre todo en su aplicación. Pues si se poseen pocas leyes, pero que su validez y vigencia, así como su aplicabilidad permitan regular y sancionar de forma correcta y oportuna el actuar humano.

          Pues no debemos olvidar que lo útil para el ciudadano es que una ley sea eficaz. Y que por lo tanto el mayor número de leyes producidas por determinado partido político en una legislatura delimitada, pasa a segundo plano. No debe imperar  la idea equivocada de los políticos que se desempeñan como legisladores, la famosa y tan aclamada numeralia, pues piensan erróneamente que el diputado más eficiente es el que produce un mayor número de nuevas leyes, de modificaciones, y reformas.

          Y para concluir digo que es mejor poco pero bueno que mucho e imperfecto. Vale más la calidad que la cantidad. Por lo que los políticos que legislan deben a prender que el que mucho abarca poco aprieta.
          ¡Mejor que abarquen poco y que aprieten mucho!, generando buenas leyes.


Construyo Lic. Felipe Ángeles Almanza.

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